Cuando estamos atravesando situaciones difíciles en nuestra vida, buscamos espacios seguros en los que podamos sanar aquellas partes fragmentadas de nuestra alma, muchas veces nos alejamos y creemos que podemos solos con todas nuestras cargas o simplemente no encontramos a alguien con quien hablar o con quien nos sintamos identificados. Sanarte llegó a mí sin buscarlo pero en el momento en que más lo necesitaba. Allí pude encontrar no solo personas maravillosas con las que podía expresar mis sentimientos y mis miedos, sino una guía fundamental que orientó mi proceso para conocerme, identificar aquello que me perturbaba y lograr armar las partes que tenía sueltas en mi rompecabezas. Puedo decir que Sanarte no es solo un lugar que te ayude a resolver problemas internos, también es un lugar en el que construyes ayuda, para ti y para los demás.
Comienzas un proceso personal y en el camino encuentras la motivación de ayudar a más personas que como tú, atraviesan por momentos difíciles que muchas veces son explicables a simple vista. Tuve la oportunidad de participar en talleres grupales, pero también en sesiones privadas y de ambas aproveché herramientas valiosas que lograron en mí grandes cambios. En el camino conocí personas fabulosas y reales y por supuesto a mi psicóloga de cabecera, que con ternura, paciencia y sobre todo, muchas dinámicas y material interesante me ayudaron a sanar incluso aspectos de mi vida que desconocía y con los que no me sentía a gusto, pero también tuve la dicha de aportar un granito de arena a los que compartían conmigo ese momento.
En Sanarte se puede encontrar un espacio seguro pero no aislado, se pueden compartir anécdotas, sueños, expectativas, leer libros interesantes y profundizar en sus enseñanzas, se puede reír y se puede llorar sin ser juzgado y se puede planear y comenzar con nuevos proyectos, pues tendrás personas que te apoyen y motiven a alcanzar sueños. Quedo profundamente agradecida de que la vida y Dios me permitiera encontrar un grupo y una profesional tan maravillosa que le sumaron en todo momento a mi vida.
Autor: Alejandra Castañeda
Mercadóloga